Historias envueltas en Niebla Espesa.
Levitando entre madrugadas frías y suspiros dulces soñé, pero no puedo recordarlo con precisión, ha de haber sido un sueño mágico, hermoso, como los que no acostumbro a soñar, o... bueno, no, quizá no.
Al no saber dormí de nuevo y me pregunté sobre eso, solo así pude saber: Fue uno de esos tontos sueños limitados al regalo de una sonrisa por la mañana. No por una, por todas ellas, sobre todo ésas en las que el sol me sorprende pensando en tus ojos.
Y por esos, por esos tontos sueños que se limitan al sonido de tu voz...
Por esos tontos sueños de batallas, de grandes guerras, libradas por guerreros embriagados de utópicos triunfos, tú peleando por mi, yo, peleando contigo, a tu lado. Sueño. Sueño esos tontos sueños que se interrumpen por hilos de luz en la ventana. Sueño por soñar, porque de algo deben servir esos 8 minutos por ciclo REM, y deben respetarse, con o sin babear la almohada.
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