
El primer hombre que habito la tierra no se llamó Adán como han querido hacernos creer desde tiempos inmemoriales las llamadas "sagradas escrituras". (Pero no lo divulguen pues corro el riesgo de ser excomulgada por la santísima iglesia católica al atreverme a hacer semejante revelación) Bien; después de haber mostrado mi temor a los representantes de Dios en la tierra prosigo...
No, el primer hombre que habito el mundo se llamó Eustaquio; y fue creado por la misma mano que tuvo a bien crear el cielo y la tierra, separar la noche del día y ofrecer alimentos y animales u animales como alimento... Eustaquio fue creado el séptimo día, luego de que el Creador descansara por las todas las demás obras forjadas y perfeccionara algunos detalles; como por ejemplo el que nadie se enterase en el futuro sobre la existencia de Eustaquio, puesto que como gran sabio y conocedor de lo que sucedería luego, sabia que pronto tendría que fabricar una nueva criatura llamada hombre.
Desde su llegada al mundo y a pesar de que su padre le incentivaba más hacia el área de la carpintería (si, se lo que piensas, y no, no es casual) Eustaquio demostró una sorprendente disposición a realizar trabajos duros, que requerían grandes esfuerzos físicos, y fue así como demostró tener destrezas para el fantástico mundo de la herrería. De esta forma, Eustaquio puso en practica sus habilidades y conocimientos y llegó a realizar grandes obras en el reino de su padre, y que con el tiempo fueron olvidados, así como su paso por éste.
Continuamente era habitual verlo por el reino con martillo y yunque buscando espacios y materiales con los cuales descargar su fuerza y elaborar diferentes cosas como bigas, marcos, bancos, rejillas y mas.
Un buen día Eustaquio trabajaba afanosamente en una nueva creación; una puerta de hierro, pues a su edad ya añoraba la privacidad. Ensimismado en su trabajo y acompañado de una melodía suntuosa trabajaba de forma distraída cuando de pronto se acerca hasta él una hermosa figura femenina que comenzó a hablarle dulcemente, Eustaquio no podía oírla puesto que su atención se centraba solo en su trabajo. Al terminar, Eustaquio de forma complaciente observa su creación, y satisfecho con la misma se dispone a abandonar el taller, fue justo en ese momento en el que sus ojos se percatan de la presencia de la hermosa figura frente a él; ella tenía en su mano derecha una apetitosa manzana roja y en la izquierda una horrible serpiente que le rodeaba el brazo entero. Al ver la serpiente Eustaquio muy sorprendido cae aparatosamente sobre el yunque, el martillo vuela por los aires y al caer da justo sobre su cabeza, quedando incrustado en la región temporal el lado del saca clavos; quedó ahí sin vida ante los ojos incrédulos de la primera mujer.
Al enterarse de lo ocurrido, el Creador decepcionado pues aún albergaba esperanzas (si, así nació la esperanza por el proceder masculino) resuelve sentarse sobre la tierra, y en su tristeza toma barro entre sus manos para crear a Adán, a quien decide perfeccionarle el sentido de la audición, ya que por ello su anterior creación perdió la vida, entonces le coloca en su oído medio a Yunque y Martillo, y a Eustaquio lo colocó un poco mas allá, con una gran trompa alegórica a la tristeza del primer fracaso.
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