domingo, 21 de octubre de 2012

Alter Ego.

Historias envueltas en Niebla Espesa.

Club de los corazones resquebrajados.
II

Me costó encontrar la llaves de mi casa en medio de la maraña de cosas inútiles que suelo llevar en mi bolso, después de tantear a ciegas todos sus recodos la encontré, saqué el llavero e introduje la primera llave en la reja protectora y al girarla noté que no tenía el seguro, traté de recordar si lo había puesto al salir y casi casi me convencí de que no, aunque en el fondo yo sabía que si. Luego de confrontar con mis recuerdos atiné a abrir la puerta principal, me repetí que no habrían sorpresas al entrar, que todo estaba normal.

Mi casa: realmente se limitaba a un cuarto que alquilé un noviembre cuando me mudé a esta bulliciosa ciudad hace mas de dos años, el cuarto es más o menos grande, con dos ambientes: Uno a oscuras y otro muy iluminado. Hay una pared con pinceladas multiformes y colores hermosos que separa un ambiente de otro, me gusta el aspecto de esa pared cuando desde la ventana el sol se cuela y le da directo al trazo que enlaza mi nombre con el presente.

Al girar la llave y abrir la puerta me recibió la oscuridad a medias, había un extraño vapor haciendo de atmósfera nocturna, si, eran las siete pe eme y yo no había cenado. Dejé las bolsas de plástico sobre la pequeña mesa azul en cuyo centro reposaban revistas de neurología y los restos de un periódico local. Caminé unos pasos al cuarto dispuesta a quitarme los zapatos y alzar las piernas unos minutos cuando de pronto escuché voces y gemidos, fuertes gemidos provenían de mi cama, palabras impúdicas se dejaban oír cada vez más fuerte. Mi latido cardíaco se aceleró y un extraño frío intenso me  recorrió la espalda. Me mantuve quieta por unos instantes y seguí escuchando. Mi morbo se disparó cuando de todas las palabras que podía oír escuché claramente mi nombre. Me había nombrado, a mi, a la dueña de la casa en donde se estaba desatando un festín sexual al que no fui invitada pero en el que estaba presente. Me asomé y la oscuridad sólo me permitió divisar la figura de mi novio, si, mi novio y su acompañante estaban alborotando mi cama, ensuciando las bellas sábanas que yo había comprado una semana antes y que recién tendía para estrenarlas.
Corrí a la cocina lo más silenciosamente posible, una mezcla de sentimientos y sensaciones doblegaba mi razón, tomé un cuchillo viejo que estaba mal puesto en el fregadero y volví a la habitación, me detuve en el mismo sitio y tras exhalar fuertemente me abalancé sobre el dúo invasor, él, al verme se apartó bruscamente y yo guardé el cuchillo un par de vece en el cuerpo de su acompañante... Un soplido escandaloso ensordeció el lugar, no había sangre, solo aire maloliente.
Mi novio hablaba entrecortado en un rincón de la cama mientras yo trataba de identificar a la otra persona en escena, no era una persona, al menos no de carne y hueso, era una muñeca inflable.

A las nueve y cuarto pe eme un taxi se estacionó fuera de mi casa, la hermosa figura de mi novio descendió y caminó hacia mi con paso apurado. Me tomó en sus brazos y se disculpó por la tardanza. Me dijo que debía ser más cuidadosa, que olvidar las llaves siempre me iba a dejar fuera de casa muchas horas hasta que él pudiese llegar con las copias.

Tenía razón, muchas cosas pueden pasar en dos horas y media de espera por un despiste trivial.

4 comentarios:

  1. Pero mira qué mal gusto e impaciencia! Cambiar una Mujer Guayanesa por un globo! jajaja, me duele la cara...

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  2. Y yo que esperaba que cual reina de corazones le cortaras la cabeza al novio insatisfecho, que fue capaz de buscar una muñeca, pero no.... el carajo llegó con las llaves! jajajajajajajajaja!

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  3. "El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta" Con tu excelente cuento lo suscribo. Soy adicta a tus historias.

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  4. Esta chica tiene una peligrosísima imaginación. Abrazos, y siempre gracias por leer.

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