Aquí yo, aguantando cómo mínimo 50 grados de calor, no sé quién fue el ilustre investigador que determinó que un ser como yo podría soportar semejantes temperaturas, pero pues, aquí estoy, proporcionándome mi propio frescor. No es fácil vivir ésta vida mía, los demás pueden pensar que si, pero no, no lo es. La soledad me asiste, y eso para cualquiera puede ser desconsolador, a diferencia de otros huyo de las caricias, no me gustan las personas en exceso amorosas que creen que poniendo sus manos en mi me harán sentir querido.
No es que sea exigente, excluyente o intolerante, es sólo que no me gusta que se froten con mi cuerpo, eso puedo hacerlo yo sólo, cuando gusto claro está.
En caminar, brincar y caer se me va la vida, pero mi mejor cualidad diría que es la de observar, puedo verlo todo, a todos, no temo hacerlo además, con sólo mirar tus ojos fijamente puedo ver tus sentimientos, puedo descubrir tus pensamientos, puedo ver el color de tu alma y determinar a que juegas.
Es divertido, una vez descubrí que querían envenenarme; y casi caigo en la trampa, pero ¿quién podría pensar que esa noble anciana a la que siempre veía en el pasillo tenía intenciones oscuras?
Ahora sé que no le caía en gracia, verme como un merodeador sin hogar le causaba desagrado, y ése buen día salió al pasillo con un plato de comida, oh gran Bastet era para mi... me sentí feliz, quería saltar, y cuando iba a hundir mi boca en el plato alcé la vista; sus ojos malditos me dijeron la verdad, justo ahí, en su pupila estaba la figura de Apofis, tan cruenta y malévola como en la antigüedad. Entonces rehuí con sutileza, dije adiós con gentileza y partí, partí con la decepción que propina el ser humano que odia a un animal.
Hoy estoy aquí, en un tejado, retozando con mi propia razón, con mis recuerdos. Añorando volver a Busbatis mi ciudad de origen, tantas vidas perdidas no me han permitido llegar a mi destino, espero en ésta, la séptima y final se me conceda ese infinito placer.
¡Miau!
Un gato, no es un gato, es un Sultán, un Dios Felino, un Monarca, un animal sagrado... Por eso se les ha concedido siete vidas y no una como a cualquier mortal, por eso pueden "ver el color de tu alma y determinar a que juegas" Solo la bajeza y mesquindad del hombre puede llevarlo a intentar lastimar a tan noble animal. Gracias, amiga por tan bella historia, me siento halagada... no soy una gata, pero cómo me gustaría serlo! ¡Un abrazote y sigue escribiendo bellezas!
ResponderEliminarA ti gracias por leerme Gatuna. *.*
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