Existen muchas personas cuyo único objetivo en la vida es beneficiarse de la miseria humana, convertir a los menos favorecidos en continuos individuos al margen de los cambios posibles, les niegan la información y el aprendizaje para mantenerlos absortos en la teoría de que un cambio radical es imposible y, de esta manera sostener un emporio de mentiras que crece junto con la incertidumbre de los humildes.
No obstante el hambre de conocimiento, el optimismo y trabajo arduo de algunos por mostrar la verdad y las nuevas posibilidades de vida hacen que la transformación vital ocurra, todo lo que se necesita es la intención verdadera de ayudar, las ganas de lograr el cambio esperado, transformar las conciencias y las costumbres que resulten negativas para el colectivo.
El cambio debemos generarlo cada uno de nosotros de forma introspectiva, asumir el protagonismo que nos ofrece este siglo y en esa medida lograr el futuro hermoso en este presente que todos merecemos.
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