sábado, 11 de septiembre de 2010

Nobleza Criminal

Tengo principios arraigados en el subconsciente que permanecen vivos por el predominio de una formación familiar clara, precisa y que no permite variaciones en lo que se debe hacer y el como quisieras hacer ciertas cosas, sin embargo debo afirmar que el vivir a través de otras personas sus instantes de locura dual me permite valorar un poco mas la fortuna de a mi edad no ser "tan pecadora".
Creo que el engaño y la traición es un punto de divergencia actual que no debería permitir intentos pragmáticos de deducción. La mentira siempre será mentira, y el mentiroso esta condicionado de tal forma que no hay punto de discusión en el resultado que acarrean las ideas malsanas y los intentos de confusión para con quien intentan engañar. Miles de separaciones ocurren cada año cuyo detonante principal casi siempre tiene que ver con que uno del par decidió agregar a un tercero y con eso dañar lo poco hasta ese momento construido, lo peor no es el hecho de ser infiel, lo peor es sostener la mentira y ocultarlo hasta la muerte sin tomar en cuenta el daño ocasionado a la otra persona y lo que se va muriendo en ese proceso.
¿ Realmente valdrá la pena arriesgar la estabilidad familiar y emocional de aquellos a quienes dicen amar hasta que ocurre el suceso traidor? - No lo se, quizás nunca lo sepa, quizás nunca sea tan "valiente" como para arriesgar nada y menos la tranquilidad del ser querido. Preferiría seguir mi camino. Antes de fallar y fallarme prefiero la honestidad que aunque dolorosa a veces o en esa situación en particular mantendría mi principio moral del ¡¡ Se hace lo que se debe hacer!! Y en ese camino a seguir vivir sin condenarme, sin reclamos ni señalamientos.
Simplemente tratar de ser feliz.
Como decía el poeta: "La primera condición del adulterio es el engaño "
09/09/2010

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