Estoy lista para asomarme por la ventana y ver la marcha de nazarenos prometidos, de dolores pagados, de angustias, de hipocresías.
Una mujer ralla sus rodillas en el asfalto y dice que es por su Dios.
Un hombre llora de miedo y dice que es por su Dios.
Un niño no entiende nada y dice que es por su Dios.
Yo digo que las campanas de la iglesia deletrean esternocleidomastoideo y nadie me cree.
No voy a confesar mis pecados, estoy lista para comerte, carne.
No voy a confesar mis pecados, estoy lista para comerte, carne.
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