Hay viernes silentes en hospitales viejos.
Pasillos sin vacantes y a oscuras.
Un desandar geronte y ruidos cotidianos hacen de vidas salvadoras.
Hay más preguntas que respuestas, más penas que alivios.
Algunas risas, algunas vidas, algunas muertes.
Hay viernes silentes en hospitales viejos... y dolores sordos.
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