viernes, 24 de abril de 2015

Una nocturnidad.

Hay viernes silentes en hospitales viejos.

Pasillos sin vacantes y a oscuras.

Un desandar geronte y ruidos cotidianos hacen de vidas salvadoras.

Hay más preguntas que respuestas, más penas que alivios.

Algunas risas, algunas vidas, algunas muertes.

 Hay viernes silentes en hospitales viejos... y dolores sordos.



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