Me propuse escribir con pena sobre las nunca llegadas, sobre esos días que uno espera con espectativa pero que nunca amanecen. Me propuse escribir con pena y de pena. Pero no, mejor no. Ninguna letra va a escribirse bien bajo un influjo penoso. Hay que dejarla morir primero y evocarla después. Así me enseñó Quiroga. Mejor reviso y escucho la Play List "Para Llorar" y lloro. Ya después pondré la que dice "Para Bailar" y bailaré.
Entonces, ahorita canto y lloro.
Lloro el cantar que te perdiste. Me pregunto y te pregunto:
¿Con cuántas canciones puedo arrullarte?
¿Con cuántos arrullos puedo cantarte?
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